Cada piso tiene su historia y serán ellos mismos quien te la cuenten. Quizás no te viene a la mente como un piso puede contarte su vida, pero lo hará y no sabes como… a través de su mierda.
La cosa es… Has visto centenares de fotos de pisos por Internet. Has aprendido a distinguir entre los que no valen un pimiento y los que podrían llegar a ser tu pequeña mansión. Si hombre! Entre los que en el anuncio tienen 3 fotos de las misma puerta del salón y los que tienen vitrocerámica y piscina!
Uno empieza con ilusión, filtra con agobio y se desmoraliza con cada directo. ¿Por que?! Porque los agentes inmobiliarios ya no dicen frases del tipo “Con perfectos acabados”; Porque ningún habitáculo es finalmente lo que parecía en la red, y el silencio reina en cada visita mientras te lamentas por haber cambiado tus planes para ver esa pocilga.
La verdad es que al final pocos cumplen con “TUS mínimos” el que no es caro, es viejo, y el que no… cuando parecía que lo tenías… descubres una imponente grieta con aspiraciones a pasillo entre el comedor y la habitación! Puedo jurar que la chica se puso en frente para evitar que la viera y la seguía viendo…
NO os desmotivéis! Mirándolo por el lado bueno, todo esto sólo ayuda a que el día en que encuentres tu futuro piso, sepas que es ese. Es amor. No te va a gustar el piso entero (quizás si), pero habrá un par de detalles que inspiraran en ti la ambición de convertirlo en tu pequeña mansión, tu hogar, un lugar digno de ir desnudo por él…
En ese momento, pasarás del agobio y la decepción a la ansiedad para que esas cuatro paredes sean tuyas! Procura que no se aprovechen de ti por ello y vacila cuanto puedas con el precio y los defectos (Si no los tiene, te los inventas!).
Y por fin, pasado el subidón del “Oh! Dios mio ya tengo las llaves!” llega el momento de entrar ahí con brocha, escoba, mascarilla y guantes para ponerse manos a la obra. Nunca en la vida te había hecho tanta ilusión ni pintar ni limpiar! Y nunca en la vida te volverá hacer ilusión ni pintar ni limpiar…
Piensas que durará media tarde, pero ciertamente uno sabe cuando empieza y no cuando acaba.
Aunque te hayas quedado con uno de los pisos más pequeños y estupendos de la ciudad los anuncios de Viakal y Cillit Bang cobrarán sentido para tí. Realmente existen mamparas blancas de cal, baños negros de… y verás como poco a poco todo cambia de color! El parquet, los armarios, los grifos…todo cambia de color! Entusiasmado meterás las cortinas en la lavadora… Increíble el resultado! Como también el rato que uno puede tardar en volver a colgarlas. Y por favor! Haz la gracieta de imitar al señor de “El algodón no engaña” y pasa el dedo por los azulejos… Te verás obligado a trepar por ellos hasta que toda vuelva a quedar del mismo color… porque T-A-M-B-I-É-N cambiarán de color…!
No pasa nada, gracias a esos momentos y a todos lo que vendrán abriendo, cerrando, moviendo y tirando cajones y armarios uno empieza a valorar y a querer su nueva morada. Uno empieza a hacerla suya y a ser feliz.
También gracias a ellos y a los pelos encontrados en la ducha así como las manchas de las paredes, los restos del sofá, o los trastos encontrados uno sabe que el antiguo inquilino… era una mujer con el pelo bastante largo, que se lo teñía de castaño claro, fumaba con papel de liar (y se lo escondía a alguien porque lo metía debajo de la cama). Bebía mate, tenía un gato, le gustaba lo zen y la pobre terminó con problemas económicos…
Lo veis? Es a través de su m… es así como un piso te cuenta su historia… ¡Ya veremos como lo dejarás tu al irte!